viernes, 18 de mayo de 2012

El síndrome del burnout


Por: Jesús Joel Juan Narváez Huamán

Hay momentos en la vida del empleado en que se siente desmotivado, ya no tiene ganas de ir a trabajar ni tiene la misma productividad que antes. Si usted, trabajador, siente lo que acabo de mencionar, puede estar sufriendo el síndrome del burnout o quemado.

Este síndrome se confunde muchas veces con la depresión. La persona quiere alejarse del trabajo. Suele haber trastorno alimenticio, del ánimo. En ocasiones, puede ponerse muy malhumorada, muy sensible al ambiente, sentirse incomprendida y romper en llantos inesperados.

Definitivamente, pierde motivación para todo. No quiere que nadie le hable. Incluso las relaciones con los compañeros de trabajo se deteriora lo suficiente para ser considerado distante, antipático. Ellos no esperan la hora de quejarse con el jefe para que lo echen de la oficina.

En muchos casos, esto se debe por haber un mal clima laboral o porque el jefe acosa o no se comporta bien con el empleado. Sin embargo, también uno mismo lo produce por no tener un horario establecido para la vida personal, por no tener un tiempo libre para el ocio.

También influye la fuerte competencia, porque la persona trabaja más horas de las debidas para ser considerado como el mejor empleado pero, al no tener ese reconocimiento del jefe, hay una frustración que trae abajo ese impulso laboral.

En todos los casos, el jefe tiene gran responsabilidad, ya que si una persona de la empresa tiene este síndrome, su efectividad, su productividad y estabilidad se pone en riesgo. El jefe debe estar atento, debe establecer un clima laboral adecuado donde los trabajadores se sientan cómodos en el puesto de trabajo que se les asignó o se ganaron.

Igualmente, la familia tiene cierta responsabilidad, porque si saben que un miembro de la familia está esforzándose demasiado para obtener un ingreso extra para el hogar, deberían apoyarlo y preocuparse por él en todo momento.

No obstante, el origen de este mal puede venir desde antes de ingresar a la empresa en la que está. Es decir, desde escoger un mal trabajo o escoger mal la carrera. Tal vez no es de los que les agrada estar sentado en una oficina  o llevar cosas de un lado para otro.

A veces, la persona cree que con cambiar de trabajo, se solucionará y volverá a sentirse bien como antes. Se equivoca. No es la solución porque puede suceder lo mismo.

Por otra parte, hay trabajadores que buscan una motivación como el estrés para generar adrenalina con el fin de ser productivos. Pero tarde  o temprano les pasará factura y tendrán situaciones de ansiedad.

En fin, todos estos síntomas dan por resultado a un trabajador sin ganas de laborar, sin deseos de sobresalir en su puesto de trabajo, antipático, grosero, odioso, en conclusión, quemado.

Sin embargo, este síndrome puede ser combatido. Lo primero que debe hacer es reconocer que algo anda mal consigo mismo, ir a terapia psicológica y hablar del tema con su jefe para que él también contribuya contra esta incomodidad.

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