Por: Jesús Joel Juan Narváez Huamán
Hay momentos en la vida del
empleado en que se siente desmotivado, ya no tiene ganas de ir a trabajar ni
tiene la misma productividad que antes. Si usted, trabajador, siente lo que
acabo de mencionar, puede estar sufriendo el síndrome del burnout o quemado.
Este síndrome se confunde
muchas veces con la depresión. La persona quiere alejarse del trabajo. Suele haber
trastorno alimenticio, del ánimo. En ocasiones, puede ponerse muy malhumorada,
muy sensible al ambiente, sentirse incomprendida y romper en llantos
inesperados.
Definitivamente, pierde
motivación para todo. No quiere que nadie le hable. Incluso las relaciones con
los compañeros de trabajo se deteriora lo suficiente para ser considerado distante,
antipático. Ellos no esperan la hora de quejarse con el jefe para que lo echen
de la oficina.
En muchos casos, esto se
debe por haber un mal clima laboral o porque el jefe acosa o no se comporta
bien con el empleado. Sin embargo, también uno mismo lo produce por no tener un
horario establecido para la vida personal, por no tener un tiempo libre para el
ocio.
También influye la fuerte
competencia, porque la persona trabaja más horas de las debidas para ser considerado
como el mejor empleado pero, al no tener ese reconocimiento del jefe, hay una
frustración que trae abajo ese impulso laboral.
En todos los casos, el jefe tiene
gran responsabilidad, ya que si una persona de la empresa tiene este síndrome,
su efectividad, su productividad y estabilidad se pone en riesgo. El jefe debe
estar atento, debe establecer un clima laboral adecuado donde los trabajadores
se sientan cómodos en el puesto de trabajo que se les asignó o se ganaron.
Igualmente, la familia tiene
cierta responsabilidad, porque si saben que un miembro de la familia está
esforzándose demasiado para obtener un ingreso extra para el hogar, deberían apoyarlo
y preocuparse por él en todo momento.
No obstante, el origen de
este mal puede venir desde antes de ingresar a la empresa en la que está. Es
decir, desde escoger un mal trabajo o escoger mal la carrera. Tal vez no es de
los que les agrada estar sentado en una oficina
o llevar cosas de un lado para otro.
A veces, la persona cree que
con cambiar de trabajo, se solucionará y volverá a sentirse bien como antes. Se
equivoca. No es la solución porque puede suceder lo mismo.
Por otra parte, hay trabajadores
que buscan una motivación como el estrés para generar adrenalina con el fin de ser
productivos. Pero tarde o temprano les
pasará factura y tendrán situaciones de ansiedad.
En fin, todos estos síntomas
dan por resultado a un trabajador sin ganas de laborar, sin deseos de
sobresalir en su puesto de trabajo, antipático, grosero, odioso, en conclusión,
quemado.
Sin embargo, este síndrome
puede ser combatido. Lo primero que debe hacer es reconocer que algo anda mal
consigo mismo, ir a terapia psicológica y hablar del tema con su jefe para que
él también contribuya contra esta incomodidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario