Siempre hay algo que hacer
Siempre he oído hablar que
el trabajo dignifica el hombre en la calles hasta en mi propio hogar pero nunca
comprendí lo que realmente querían decir, en la siguiente historia que contare refleja
mucho esta frase.
La vida es un camino de retos que para algunos
es muy fácil sobrellevarlo pero para otras es verdaderamente una aventura que
no siempre logran superara los obstáculos.
Esta es la historia de un hombre
provinciano que a sus cortos 11 años aprendió que lo mejor que su padre le pude
heredar era la dedicación y empeño al trabajo. Él me cuenta que la vida le puso
el reto más grande que a pesar de ser un adolescente tendría que hacerse cargo
de una familia, su padre lamentablemente murió, su madre quedo totalmente
desamparada y el como el mayor de sus hermanos tuvo que tomar la cabeza de la
familia.
Su trabajo comenzaba muy
temprano, se levantaba a las 3 de la mañana junto con su hermano caminaban por
dos horas hasta llegar a la chacra para la iniciar la cosecha. Era un trabajo
arduo tenía que remover toda la tierra, para luego con la ayuda de dos vacas
arar la tierra para que quedara listo para sembrar, les tardaba todo un día la
faena.
Tenía dos hermanas menores
quienes iban al colegio, para ello el dinero no alcanzaba para compra los
uniformes así que él tuvo que aprender a ser sastre sin que nadie le enseñara
porque su madre trabaja todo el día y los dejaba solos en casa, el mismo
confeccionaba los uniformes y le preparaba su lonchera, sacaba frutas de los
arboles como manzanas o plátanos.
Luego de un tiempo el
acabaría el colegio, como el dinero no alcanzaba y la necesidad de buscar
mejorar la calidad de su familia decidió venir a la capital a buscar mayores
oportunidades. Llegó a Lima a los 20 años de edad, me cuenta que para él fue
algo nuevo ver una ciudad distinta a la de su pueblo Chukinga en Apurímac .El
tranvía que era el transporte de Lima en la década de los cincuenta era algo
muy novedoso para él.
El primer día en lima solo
se la paso caminando en las calles del centro de lima para conoces más esa
ciudad que solo conocía por mapas.
A los cuatro días encontró
trabajo en una empresa textil, donde encontraría una vocación que él no sabía
que tenía.
Su sueño era estudiar una
carrera profesional, pero los horarios del trabajo nunca lo pudieron permitir,
fue un golpe duro para él que lo enfrento con madurez entendió que a veces la
vida te pone otro camino.
Se dedicó día y noche al
trabajo así poco a poco pudo comprar un terreno y empezó a construir su propia casa. En las noches aprovechaba para
traer materiales de construcción para después los fines de semana comenzar a
levantar las paredes.
Luego de cumplir ocho años en
la fábrica y cansado del abuso que cometían los dueños de la empresa en contra
de él y de sus compañeros de trabajo decide que era momento de tomar decisiones ya no podía soportar
más injusticias, es así que decide ingresar al comité del Sindicato de Trabajadores
del Perú, donde primero solo formaría parte del sindicato sin tener algún cargo
pero poco después debido a su conocimiento sobre leyes de trabajo y oratoria
como virtud deciden que sea secretario general de dicha agrupación.
Desde ese momento se dio
cuenta que tenía el don de ser un dirigente capaz de obtener sus objetivos, fue
difícil al comienzo me dijo, algunas autoridades del estado no escuchaba el
reclamo del sindicato. Luego de algunos años después esto cambiaria drásticamente
y por fin se pude conseguir beneficios para el trabajador, fue uno de los logros más grande
que consiguió en su vida.
Después de ello conocería a
la mujer de su vida con la que se casó y pudo terminar su casa que con tanto
empeño construyó, luego llegaron sus hijas a las cuales les dio la educación
que él nunca pudo tener, sus hijas se fueron a estudiar al extranjero, fue para
él la felicidad más grande que le dio la vida.
Por estos días el sigue
trabajando tal vez ya no en una fábrica, pero sigue trabajando porque siempre
lo hizo y a pesar de tener ahora 85 años, no impedimento de seguir luchando por
sus sueños, porque chamba es chamba y eso nunca cambiara para él.
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