miércoles, 9 de mayo de 2012

Un trabajo para reír: cómicos ambulantes

Por: Susana Orneta Estrada
Humor blanco, humor rojo, sin embargo, igual nos divertimos con ellos; los cómicos ambulantes  tuvieron su tiempo de fama en la tv, después fueron sacados y criticados, pero a pesar de su gran estrellato  siguen siendo aun  una gran atracción para la vista de todos los transeúntes, ese humor  pintoresco que los caracteriza y con un léxico coloquial  que a veces muy subido de tono  aun así arranca sonrisa y carcajadas del público espectador.


Ser  cómico ambulante no es un trabajo sencillo, me comenta Jorge Gómez, ya que se necesita una chispa especial. Son 12 años que trabaja como cómico ambulante, así  que este es  el único medio para sobre vivir y mantener a su familia, él y sus compañeros  tienen que repartirse las ganancias, pero   este grupo de talentos hombres posen nombres tan comunes y diferentes, pero hay algo en particular que asemejan, es la voz ronca y cansada, lamentablemente es su voz que va siendo mermada  por el  inclemente tiempo, pero  que se puede hacer, día a día ellos tiene que usarla y es hora de prepararlas.

Esta vez   me encuentro en Chabuca Granda lugar turístico  y de comercio donde fácilmente se puede montar un espectáculo teatral de los cómicos ambulantes; ya es la hora  la gente se van acomodando en los duros y fríos asientos de cemento para recibir con aplausos  un pintoresco personaje de tacos y  polleras que entra al escenario zapateando y con chicote en mano comienza a castigar a sus compañeros, el espectáculo  comenzó y  nos endulzan con unas cuantas carcajadas, pero algo sucede, es hora de “pagar la entrada” los mismos personajes que unos minutos antes zapateaban al compas  de un huayno , ahora con bolsa en mano piden nuestra colaboración  algunos después de haber disfrutado del espectáculo deciden retirarse cosa que enfurece mucho a los artistas ya lamentablemente es algo que tienen que lidiar todo los días pero no se pueden quejar  la mayoría colaboro.

Hoy estuvo bueno el espectáculo, Jorge contento  y con la voz ronca me dice: se vendieron todos los turrones, es hora de irse a casa; recogen sus cosas y algunos son invadidos y atrapados por el cansancio y el sueño que deciden tomarse una siestita hasta que todos estén listos y recojan sus cosas; pero sus rostros lleno de sudor y casi la voces sin aliento me hicieron comprender que  la vida  de estos personajes es muy complicada, pero si algo es cierto siempre estarán  en las calles y plazuelas  arrancándonos una sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario